AURORAS POLARES
Existen pocos fenómenos naturales tan espectaculares como las auroras boreales. Cuando las ves, te quedas embobado. Es como algo mágico. Como un misterio indescifrable que flota en la atmósfera, que se alarga, cambia de forma y color y aumenta su brillo en un breve espacio de tiempo. De hecho, antiguamente, nuestros antepasados creían que eran dragones o serpientes voladoras. Cuando se produce en el hemisferio norte es una aurora boreal, y en el sur se la denomina aurora austral.
Nuestro sol emite un flujo constante de partículas cargadas (radiación cósmica). Si estas partículas golpearan la Tierra, nos expondrían a una radiación dañina y nuestra atmósfera desparecería. Afortunadamente el campo magnético de nuestro planeta nos protege. Debido a que descienden por las líneas del campo magnético que desembocan cerca de los polos, se forman anillos de aurora alrededor del globo en latitudes altas. La aurora que ves es el resultado de miles de millones de átomos excitados que emiten pequeños destellos de luz en lo alto del cielo nocturno polar.
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